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enero 08, 2018 2 lectura mínima
El ácido tranexámico (TXA) ha existido desde la década de 1960, cuando un equipo de investigación formado por marido y mujer de Japón descubrió lo potente que podía ser el fármaco para tratar el sangrado grave. Al igual que con muchos otros grandes descubrimientos, pasó algún tiempo antes de que la comunidad científica y el público lo tomaran en serio como un tratamiento crucial y potencialmente salvador para la hemorragia posparto (HPP), la principal causa de mortalidad materna.
La HPP se define como una pérdida de sangre de más de 500 ml después del parto vaginal, más de 1000 ml después de una cesárea o cualquier pérdida de sangre que provoque inestabilidad hemodinámica. Es un problema de salud importante, especialmente en los países de bajos ingresos, pero es bastante tratable y la muerte se puede prevenir con los tratamientos adecuados administrados en los momentos adecuados. Prevenir la muerte por HPP significa reducir las desigualdades globales en los resultados de salud materna y reducir la carga sobre los sistemas de salud que ya están en dificultades. Significa madres más sanas, bebés más sanos, vidas más productivas y numerosos beneficios sociales y económicos para la sociedad.
La OMS en 2012 emitió una recomendación condicional para usar TXA cuando los uterotrónicos no logran controlar el sangrado o si se cree que el sangrado se debe a un trauma. Sin embargo, en 2017, después de que se publicaran los resultados del ensayo WOMAN grande, aleatorizado y controlado, la OMS actualizó algunas recomendaciones clave con respecto al uso de TXA. Algunas actualizaciones principales incluyen:
El TXA debe considerarse parte del paquete estándar de tratamiento integral de la HPP y debe utilizarse en todos los casos de HPP.
El TXA debe estar fácilmente disponible en todo momento en las áreas de parto y posparto de los centros que brindan atención obstétrica de emergencia.
El TXA debe administrarse dentro de las 3 horas posteriores al nacimiento. Los beneficios disminuyen en un 10 % cada 15 minutos y parece que no hay beneficios después de 3 horas.
El reconocimiento de la OMS y las actualizaciones de sus recomendaciones es sin duda un paso importante, pero los legisladores, los trabajadores de la salud, los líderes comunitarios y muchas otras partes interesadas aún tienen trabajo por hacer para garantizar que la introducción de TXA sea exitosa. Esto incluye incluir el TXA en la política nacional, capacitar a los trabajadores de la salud para que reconozcan correctamente la HPP y administren el TXA, y garanticen un control adecuado y la disponibilidad de datos para que podamos continuar investigando y mejorando el tratamiento.
Por Vivian Shih
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